La Defensa como Compromiso Colectivo: 5 Principios por JAVIER MONTAÑEZ (FAB)

Con motivo del Campeonato de España de Selecciones Autonómicas Infantil y Cadete, seguimos destacando el trabajo y la experiencia de los seleccionadores autonómicos, que comparten los fundamentos y las ideas que sostienen la preparación de sus equipos. Una labor que refleja la importancia de la metodología, la identidad y los valores en el baloncesto de formación.

En esta ocasión, contamos con el artículo de Francisco Javier Montañez Sarria, Seleccionador Cadete Masculino de la Federación Andaluza de Baloncesto, quien nos ofrece una reflexión profunda sobre la defensa como esencia del carácter de un equipo. A través de cinco principios clave —posición, orientación, defensa del balón, defensa sin balón y ayudas/comunicación— Montañez analiza cómo la defensa trasciende lo táctico para convertirse en un compromiso colectivo que construye competitividad, cohesión y valores.

Una lectura imprescindible para entender cómo se forma a jugadores capaces de competir, decidir y convivir dentro y fuera de la pista.

ARTICULO

Cuando pienso en la defensa, pienso en la identidad de un equipo. A lo largo de mis años como entrenador y seleccionador en Andalucía, he comprobado que un grupo puede jugar bien en ataque por talento, pero solo compite de verdad cuando entiende la defensa como un compromiso colectivo. Para mí, la defensa no es una parte del juego: es la base sobre la que se construye todo lo demás.

El primer principio es la posición defensiva, que enseño como un hábito, no como una postura puntual. Un jugador que domina la posición —equilibrio, pies activos, centro de gravedad bajo y manos preparadas— está listo para reaccionar, contener y anticipar. Siempre les recuerdo que “la postura es nuestro lenguaje”: si la pierden, dejan de comunicar intensidad y dejan de estar preparados.

El segundo principio es la orientación del cuerpo. No defendemos persiguiendo, defendemos guiando. Cada jugador debe entender que su colocación limita opciones del ataque: podemos forzar hacia la línea de fondo, cerrar el centro o inducir a un bote lateral según el plan defensivo. Este concepto es clave, especialmente en selecciones, donde el tiempo de trabajo es reducido y necesitamos que los jugadores comprendan que defender es tomar decisiones, no solo esforzarse.

El tercer principio es la defensa del balón, donde busco que la presión sea inteligente. En categorías de formación, muchos confunden intensidad con precipitación. Presionar no significa robar, sino incomodar: cambiar ritmos, impedir líneas de penetración y obligar al atacante a pensar diferente. Un defensor disciplinado, que mantiene la línea entre su hombre y el aro, vale más que uno que arriesga demasiado.

El cuarto principio es la defensa sin balón. Aquí se ve la madurez de un jugador. Exijo que mis equipos nieguen recepciones cercanas, mantengan visión de balón y jugador, y anticipen cortes y puertas atrás. Un jugador que defiende sin balón da equilibrio y hace que el rival juegue donde a nosotros nos interesa.

Por último, el quinto principio: ayudas, rotaciones y comunicación. En mis equipos, ayudar es obligatorio y recuperar es innegociable. Ningún defensor puede quedarse viendo la acción; todos son responsables de todos. Además, la comunicación defensiva transforma la manera de competir: cuando un equipo habla, avisa bloqueos, anuncia cambios y corrige posiciones, se convierte en una unidad difícil de superar.

La defensa enseña algo más allá del baloncesto: compromiso, responsabilidad y generosidad. Es el lugar donde se demuestra el carácter de un jugador y la cohesión de un equipo. Por eso, para mí, los principios básicos de la defensa no solo mejoran el rendimiento deportivo, sino que forman personas preparadas para competir y convivir dentro y fuera de la pista.

CURRICULUM

Francisco Javier Montañez Sarria