Como ser Entrenador de Formación y no Morir en el Intento

La verdad es que me supone un reto intentar explicar a los entrenadores más jóvenes cómo no darse por vencidos ante las adversidades y no caer en la tentación de buscar resultados rápidos que poco aportan a los jugadores que entrenan en edades de formación.

Cada vez se le da más importancia al resultado en el marcador y menos a la enseñanza y aprendizaje de habilidades y conocimientos de nuestros jugadores. La cultura del “lo quiero - lo tengo” se ha instaurado en nuestra sociedad y se terminan buscando resultados rápidos que muchas veces no aportan ni enriquecen a nuestros jugadores. Como entrenadores nos supone un reto explicar a nuestros pupilos que los logros llegan por el TRABAJO, ESFUERZO y SACRIFICIO y la vía rápida no existe. El tener lo que quieres en un clic del móvil o el ordenador, no se da en este maravilloso deporte que es el BA-LON-CES-TO.

En estos más de 35 años entrenando he vivido toda suerte de problemas a la hora de desarrollar mi labor de entrenador, así como me he encontrado con situaciones de lo más gratificantes no solo por ganar un partido, torneo o campeonato sino muchas veces en la propia derrota. Años después, cuando esos jugadores que has entrenado te sorprenden mostrando con cariño lo mucho que les has enseñado del BA-LON-CES-TO y te dicen que les ha servido de mucho en su vida, o que han seguido jugado porque les atrapó este juego, o que se hicieron entrenadores, auxiliares o árbitros, o simplemente que disfrutaron de la experiencia del equipo y se muestran felices del tiempo que compartieron dentro y fuera de la pista, te hace pensar que algo has hecho bien.

Como entrenadores de formación, de base, de cantera, llamadlo como más os guste, lo primero que tenemos que tener claro es no caer en el desaliento y sobre todo que esto es un juego. La mayoría de las veces no disponemos de los medios, ni las instalaciones que desearíamos, pero por ello no podemos dejar de ir a entrenar con ilusión y -por supuesto- de ser creativos ante la falta de recursos o los múltiples obstáculos que nos vayan surgiendo.

La superación y creatividad ante las adversidades nos permiten entrenar a un nivel que ni nosotros mismos podemos imaginar, en lugar de ofuscarnos por la falta de balones, las irregularidades de la pista o la falta de líneas hemos de buscar soluciones y sobre todo hemos de ser capaces de hacer el mejor entrenamiento posible. Si la pista tiene arena porque está en el patio de un cole lo suyo es hacerse con un par de escobas y barrer la pista para que nuestros jugadores pueden ejercitarse sin resbalar y caerse; si los días de entrenamiento vamos un poco antes a barrer la pista os sorprenderéis porque en poco tiempo vuestros jugadores llegaran un poco antes para hacer lo mismo y será hasta un problema no tener escobas suficientes para todos, teniendo que establecer turnos para ello. Si tienes una rama de un árbol que invade y molesta en alguna de las canastas, lo suyo es enseñar a los niños a tirar por encima de la rama (en uno de los colegios donde entrené me pasó y siempre tirábamos por encima de Arvidas Sabonis, que era el más alto en esa época), si el suelo es irregular y bota mal el balón, les contáis que un tal Larry Bird que jugaba en Boston Celtics en un campo de parquet donde el balón nunca botada igual se conocía todas y cada una de las tablillas del parquet para botar donde le interesaba o llevar a quien defendía a la zona donde peor botada el balón para forzar el robo o la pérdida. Si les dices que la zona de bote irregular o el balón que casi no bota simula el toque de un rival que les intenta quitar el balón y si son capaces de controlarlo será mucho más difícil que se lo quiten en el partido, intentarán por todos los medios controlar mejor el balón. Si el cubo que está en medio de la pista para evitar que la gotera de turno en lugar de ser un cubo, es un árbitro o un compañero mal colocado, será divertido esquivar el cubo, si sólo nos quejamos y no les damos soluciones, el entrenamiento será un problema y no será divertido. Si los problemas los resolvéis contándoles o explicándoles algo que ellos entiendan, el problema pasara a ser un reto y el superar retos es algo que todos entienden y les lleva a mejorar.

Muchas veces en los campos donde jugamos no tenemos espacio para calentar y disponemos -con un poco de suerte- de un pasillo donde además están las taquillas, los extintores, etc. y poco más; en esos casos hemos de buscar las soluciones para que nuestro equipo caliente para entrar en la pista en las mejores condiciones. Podemos hacerles andar por el pasillo por parejas, podemos hacerles dar pasos más largos o más cortos por encima de una, dos o tres baldosas, podemos estirar contra las paredes, podemos dar saltos dentro de una o dos baldosas, podemos hacer mímica simulando que botamos, tiramos o pasamos el balón, en definitiva hacer divertido algo que en sí no lo es, porque de primeras lo que nos viene a la cabeza es que en un pasillo poco podemos hacer ¿verdad?

No hemos de ser conformistas, pero si hemos de ser resolutivos, y hemos de estar preparados y con la mente abierta para dar respuesta a las necesidades de nuestros jugadores. Una vez hemos superado los entrenamientos de la semana y el calentamiento previo al partido nos encontramos con que hemos de jugar, y efectivamente hemos de “jugar” que es distinto de “ganar”, no podemos olvidar que nuestro deporte es un juego, y que como tal hemos de afrontar el partido, hemos de darles la seguridad a nuestros jugadores que han de intentar hacer en la pista lo que entrenamos y que un error no supone el fin de su participación en el partido. Si les damos confianza, poco a poco podrán desarrollar sus habilidades; si reciben un mensaje negativo cada vez harán menos cosas en la pista, y muchos lo dejarán. Nuestra forma de enfocar el partido es determinante a lo hora de que el mensaje sea positivo o negativo. Yo en babybasket, prebenjamín, benjamín, alevín…… siempre les pregunto a los niños cuando termina el partido si se lo han pasado bien. El resultado no es lo más importante, para mí lo importante es si han disfrutado, si se han atrevido a botar, a pasar, a tirar, en definitiva si se han atrevido a jugar, porque –repito- no podemos olvidar que esto es un juego. Si somos capaces de transmitir todo esto, nuestros jugadores nos sorprenderán: uno de los momentos de los que me siento más orgulloso como entrenador es de un partido, una final de Liga Municipal, en categoría Benjamín que perdí con mi equipo benjamín de primer año. No ganamos el partido en el marcador, pero si en el resto de cosas que conlleva el BA-LON-CES-TO, en los aspectos que conforman un EQUIPO, deportividad, honestidad, esfuerzo, sacrificio, trabajo y afán de superación. Os puedo decir que ese equipo -en años siguientes- ganó otras finales en el marcador, pero la victoria más importante comenzó con una derrota, con un resultado adverso en el marcador, pero ganando en el resto de aspectos del juego.

En definitiva, todo esto es “ser entrenador de formación y no morir en el intento” espero que os sirva a muchos para por lo menos no desanimaros en la adversidad, y espero que al leerlo por lo menos hayáis esbozado alguna sonrisa, porque como os he repetido a lo largo del artículo, esto es un juego y ha de ser divertido.

Autor: Adolfo Cardete del Olmo