Alberto Lorenzo: “Es necesario que nosotros también aprendamos de los jugadores”

Mariano Galindo/Madrid

 

Entrar en el Magariños y pasear por sus pasillos, que aunque renovados siguen teniendo la esencia del baloncesto, es un ejercicio que cualquier amante de este deporte debe hacer alguna vez en su vida. Trofeos, fotos y fotos en las paredes de al lado de las oficinas, con decenas de equipos, profesionales, de cantera, la de familia típica, la oficial, con todas las plantillas. No vamos a descubrir ahora a nadie lo que es y supone el Estudiantes en el baloncesto español, pero sí vamos a acercar la figura de un entrenador de esos que permanecen en segunda línea y que realizan un trabajo imprescindible para que los equipos funcionen. Alberto Lorenzo (Madrid, 1970), es un loco, en la buena concepción de la palabra, pero loco al fin y al cabo del baloncesto. Puede dedicarle el día completo y al llegar a casa no siente la necesidad de desconectar. Nos atiende a poco de que su equipo viaje a Málaga, donde derrotaron al Unicaja. El entrenador asistente del Estudiantes, somos todos oídos.

Cuatro campañas como entrenador asistente del Asefa Estudiantes…

Todo este tiempo me ha dado de la posibilidad de vivir baloncesto de alto rendimiento y experimentar cosas como disputar una Copa del Rey, jugar los Play Offs o competir en Europa. Eso sería lo positivo. En lo negativo, el descenso a Oro de la temporada pasada, por encima de todo. Ahora tengo un conocimiento mucho mejor de los que es el baloncesto de alto rendimiento

Antes de ser asistente del primer equipo fuiste técnico jefe del EBA ¿Cómo llegas al Estudiantes?

En el año 2000 empecé con el infantil del año 87. Estuve cuatro años en esa categoría, cinco con el EBA y otros cuatro con el primer equipo. Son trece años en el club.

¿Por qué el baloncesto y por qué el Estudiantes?

Bufff, eso se remonta a hace mucho tiempo. Pues lo típico, tienes un patio, tu padre te pone una canasta y empiezas a jugar. Coincidí en una época muy buena del baloncesto para España, con el Preolímpico de Nantes para clasificarnos a los Juegos Olímpicos de los Ángeles 84. Hubo un boom y empecé a jugar. Respecto al Estudiantes, fue gracias a Jota Cuspinera. Le conocía personalmente a través de cursos y yo quería entrenar a buenos jugadores así que cuando me ofreció la posibilidad de llevar a los infantiles no lo dudé un segundo.

Cambiaste el EBA por ser ayudante en ACB. ¿Se te hace raro a veces? ¿Echas de menos ser primer entrenador?

Por supuesto, aunque ahora es una situación diferente. Hoy en día no lo echo tanto de menos, pero hace cuatro años sí, porque venía de tomar decisiones en el EBA y me encontraba con algo distinto. Cada uno tiene una forma de hacer las cosas…pero ahora aunque extraño esa labor, estoy contento con mi trabajo de asistente, de analizar equipos, jugadores, rivales.

¿Dudaste mucho cuando te llamaron para el primer equipo?

Nada, nada, nada. Para cualquiera que le guste alto rendimiento en baloncesto, la posibilidad de estar lo más alto posible se entiende como un paso lógico. No hay ninguna duda, tiene que ser así, es necesario. Mi etapa en EBA había terminado.

Insistes mucho en el término ‘alto rendimiento’. Supongo que tiene algo que ver con tu formación como profesor de INEF, de lo que además ejerces. ¿Cómo compaginas todo?

Full time, dedicación total. Tengo la posibilidad de coordinar horarios, yo estoy aquí todo el día en el club. Llevo sobre las 10 de la mañana y al mediodía son mis horas de dar clase en la universidad. Supone esfuerzo, pero también mucho disfrute. Allí puedo explicar las cosas que aprendo aquí en el Estudiantes y en el club puedo aplicar lo que traigo de allí. Me encuentro encantado.

Luis Casimiro, Pepu Hernández, Trifón Poch y Txus Vidorreta. Cuatro entrenadores con los que has trabajo en este tiempo en el banquillo del Estudiantes. ¿Podías destacar algo de cada uno de ellos?

Por supuesto. De Luis, además del afecto personal que le tengo, su franqueza. Iba de frente siempre, decía las cosas como eran, sin darle ninguna vuelta. También la pasión que le pone a esto. De Pepu su habilidad para competir. Es un gran lector de partidos, sacaba el máximo de lo que tenía. De Trifón, su capacidad de trabajo y las ganas que le puso en una época tan difícil que estuvo. Mostró un gran compromiso no solo profesional sino también personal. Y de Txus creo que hay algo subrayar y es la capacidad que tiene de comunicarse con las personas y de extraer de los jugadores lo mejor de ellos.

¿Con ellos tu labor ha sido siempre la misma o ha cambiado?

Ha cambiado. Cuando yo llegué de asistente estaba ayudando Javier González, del que aprendí un montón. Se encargaba más del scouting y ahora que él ya no está tengo yo más importancia en esa labor, más presencia. La parte de vídeos, ataques, defensas, informes, lo llevo yo y Cabrerizo se dedica a otras facetas.

¿Cómo ves el partido desde la óptica del asistente?

Pues desde un punto de vista mucho más tranquilo. Y es que tiene que ser mi papel así. Tengo que encargarme de ver qué cosas hacemos mal, las ventajas que podemos sacar, etc. Y eso, si lo haces sentado sin estar pendiente de cambios, pues te da más tranquilidad para llevarlo a cabo. Ahora, tienes que saber cuándo decir las cosas al primer entrenador. No le puedes decir siempre todo y en cualquier momento del partido. Debes elegir y la información tiene que ser muy concisa. Pero sí, desde el punto de vista emocional esto más tranquilo como asistente.

¿Qué piensas cuando te levantas cada mañana y vienes al club a trabajar?

En la suerte que tengo. Soy un privilegiado, no solo por la situación que vivo en los tiempos que corren, que suma, sino porque es que me encanta esto que hago.

¿Te imaginas un futuro fuera del Estudiantes?

La vida me ha enseñado que cualquier cosa es posible, pero a día de hoy me encantaría quedarme aquí toda mi vida.

Bien, pero ¿te planteas ser entrenador jefe?

Sí, pero no lo veo como una meta que alcanzar sino como una consecuencia lógica de mi trabajo. No me obsesiono, estoy como te digo encantado con lo que hago, absolutamente encantado, a día de hoy. Si llega, llega, y si no, también.

¿Destacarías en toda tu trayectoria algún jugador especial que haya pasado por tus manos?

Hay muchos y es muy difícil decirte, pero Germán Gabriel y Kirksay, que siempre tiene una sonrisa, podían ser dos nombres dentro de un elenco muy amplio. Es complicado.

Los jugadores aprenden de los entrenadores…¿se produce tan a menudo el camino inverso?

¡Claro! Es posible, es real, sucede y es que tiene que ser así. Tú tienes que sacar el máximo rendimiento de los jugadores. Es necesario aprender de ellos.

¿En algún momento necesitas desconectar?

Ahora mismo no lo necesito.Quizá sí, al final de temporada, pero solo dos semanas. Luego ya quiero baloncesto.

¿Cómo ves la temporada hasta ahora?

Hay que entender todo como un equilibrio y hacer ver que no todo es tan maravilloso cuando se gana ni tan dramático cuando se pierde. Ahora mismo estamos en una situación que se adapta a nuestras pretensiones, que son pelear con un grupo de equipos, con el máximo respeto hacia ellos, por cosas como entrar en la Copa del Rey. No obstante, tiene mejor pinta todo que el año pasado.

¿Le pides algo al futuro?

Seguir disfrutando con lo que hago. Veo gente en mi entorno que ya no lo hace y yo pido que a mí no me pase eso.

 

Foto: Asefa Estudiantes

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