"El virus del cese al entrenador" por Juan María Gavaldá

Estas van a ser unas reflexiones en voz alta. Que cada uno las interprete como quiera, pero en un contexto global, como es el baloncesto profesional, hay que estar muy atentos a lo que es un accidente y lo que es un síntoma.

Si pretendes resolver un accidente con tratamientos a largo plazo, no servirá de nada. Si a un síntoma le aplicas tratamientos inmediatos, en muy poco tiempo estarás igual de mal.

Creemos que en los ceses de estos siete entrenadores de la liga ACB, se esconden malas aplicaciones de los remedios necesarios.

Algunos, o quizás muchos, pensarán que es una opinión corporativista y llena de victimismo. Tal vez, ¿por qué no? Pero hay que ser capaces de ver algo más. Mucho más. Lo matizamos en cuatro puntos.

1.- En estos momentos, el entrenador de baloncesto español tiene un prestigio nacional e internacional como nunca. Tenemos entrenadores en los cinco continentes, tanto en baloncesto profesional (ganando títulos), como en baloncesto de formación (construyendo estructuras de futuro). Es un hecho relevante, confirmado y que acredita la gran preparación del entrenador español.

Esto no es corporativismo ni victimismo.

2.- Si nos ceñimos a los entrenadores de la liga ACB, hay que decir que las exigencias de participación en diferentes competiciones (nacionales e internacionales) que sus clubes han marcado, provocan dos graves dificultades: de una parte la reducción en volumen de entrenamientos y por tanto de tiempo invertido en preparación, corrección y adecuación del equipo; la otra, la pérdida constante de jugadores por el tremendo desgaste físico que están teniendo, lo que obliga a cambios en las plantillas o a reducción de efectivos para jugar los partidos de esas competiciones. Solo hay que ver los datos sobre las lesiones de jugadores en lo que llevamos de temporada.

Estas dos dificultades conjuntadas hacen que el entrenador tenga menos herramientas para configurar el juego del equipo y la búsqueda de victorias.

Esto tampoco es corporativismo ni victimismo.

3.- Esta temporada, por primera vez en años, se sabe desde el principio que dos equipos descenderán. Los clubs, ante estas situaciones entran en pánico, especialmente cuando contemplan como posible esta situación. Es comprensible y hasta respetable. Sin embargo el pánico es mal consejero para una correcta evaluación y toma de decisiones. Podemos ver los datos comparativos de ceses de esta temporada con otras anteriores.

2008-09: 4
2009-10: 4
2010-11: 5
2011-12: 5
2012-13: 2
2013-14: 3
2014-15: 4
2015-16: 5
2016-17: 3
2017-18: 7

Por supuesto, esto no es corporativismo ni victimismo.

4.- Los proyectos deportivos de los clubs deben ser SOSTENIBLES, entendiendo este concepto como lo entienden todos los sectores del mundo empresarial actual. Nuestro baloncesto profesional se merece una aplicación rotunda de la sostenibilidad, en todas sus áreas, desde la patrimonial y financiera, hasta la social y deportiva. Aun contando que se está en ello, por supuesto, la sostenibilidad exige a todo tipo de estructuras funcionales, la responsabilidad compartida que debe ser demandada a los diseñadores y artífices de dichos proyectos deportivos, con la coherencia que significa asumir también, no sólo el entrenador, el grado de influencia en el diseño deportivo que cada uno tenga (filosofía, aplicación, herramientas, altas, bajas, …).

Y eso sí. Aquí sí que estamos de acuerdo con los que piensen que es corporativismo. Pero no victimismo.

Por tanto, revisemos bien los síntomas y apliquemos soluciones adecuadas. No solo las más inmediatas y fáciles.

Hay que acabar con el virus del cese al entrenador y como hemos dicho al principio, ser capaces de ver más allá.

Juan María Gavaldá Robert
Presidente
Asociación Española de Entrenadores de Baloncesto