El Porqué de las Cosas. Editorial 125
A veces los entrenadores pensamos que las cosas que pasan alrededor de nosotros son causa de nuestras acciones. Pero no siempre es así. A veces si, a veces no.
Las que si deberían ser por nuestras acciones son aquellas que nos retornan con consecuencias relevantes. La buena programación para que un equipo crezca colectivamente; las decisiones para el particular crecimiento de nuestras jugadoras/es; el encaje con los colectivos que nos rodean (club, familias, comunidad social, …). Esas sí. Y además valen la pena.
El buen hacer no es sectorial. No se puede estar acertado en determinadas áreas y en otras ser un absoluto desastre. Igual que tampoco se puede ser cuidadoso y descuidado. Prudente y acelerado. Promover juego limpio y ensuciarlo.
La suma de nuestras acciones positivas será la que nos lleve al reconocimiento, primero como persona y luego como entrenador. Nunca al revés.
Por tanto, cuando queremos pedir hay que estar seguro que, a quién le corresponda, está con ganas de dar. Nuestro comportamiento positivo produce posicionamiento positivo hacia nosotros.
Tras superar una crisis mundial por la pandemia, el mundo se ve envuelto en una nebulosa muy extendida donde todo parece posible, aunque no probable.
Los entrenadores hemos tenido que pivotar respecto a nuestra actividad. Venimos haciéndolo desde marzo del 2020. Sin embargo parece que no ha sido suficiente. Pronto tendremos que poner en marcha sistemas de detección, reconocimiento y de soluciones para temas difíciles de explicar, de nuevo, a nuestros jóvenes jugadores y jugadoras.
El precio de las cosas ha sufrido incrementos muy grandes en escasos meses. Lo estamos viendo en todos los sectores. En algunos más que en otros. Todo el mundo quiere repercutir en el bolsillo de los demás aquello que les ha repercutido en su bolsillo. Pero no todos somos iguales ni vivimos bajo las mismas condiciones. Geografías distintas; sociedades distintas; economías distintas; posibilidades distintas. Pero con emociones idénticas.
Hace unos años la AEEB desarrolló un programa de formación de entrenadores de baloncesto en Ucrania. Concretamente en Donetsk y Mariupol. Concretamente tres años de aportación a distancia y presencial. Gran promoción para su mejora y crecimiento. Ahora, cuando puedo, hablo con personas que residían o residen allí y es evidente que su sufrimiento debe tener mejores respuestas actuales, pero sobre todo, transmitiéndoles esperanza (no confundir con optimismo), plantearles que estamos dispuestos a volver a su reconstrucción baloncestística y lo de lo que haga falta.
Pero hay situaciones que tienen efectos colaterales en otros países. Esta semana pude tener una conversación telefónica con un dirigente deportivo de club en Hungría, amigo y colaborador desde su país con la AEEB, y me transmitía la profunda preocupación que había respecto al soporte energético para el clima necesario en sus instalaciones indoor, fundamentalmente aquellas en que niños y niñas practican deportes a cubierto, puesto que no veían soluciones efectivas para resolver ese gran problema. De nuevo nuestros niños y niñas tendrán que verse afectados por situaciones que provocan los mayores. ¡Vaya tela!.
Los entrenadores deberemos volver a “pivotar” para adaptar a nuestros jugadores y jugadoras a la realidad que tendremos.
Todo ello me recuerda que, cuando ofrecemos visiones sectoriales, basadas en intereses propios y que excluyen a los demás, que también merecen progreso, provoca que los retornos obtenidos son sectoriales, con grandes dosis de oportunismo y nada de calidad.
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— AEEB (@AEEBTWEETS) 26 de abril de 2024
➡️EARLY OFFENSE. GEORGE KARL
✅Hacer avanzar el balón rápidamente hacia las zonas delanteras y atacar antes de que la defensa sea capaz de organizarse
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