Azu Muguruza e Isabel Fernández ‘Moses’: los éxitos de la mujer entrenadora
Azu Muguruza consiguió con la UPV el ascenso a Liga Femenina mientras que Isabel Fernández acudió a esa Fase de Ascenso con un objetivo bien diferente, que no era que disfrutar la experiencia y competir con el Aros de León. Aquí la historia de ambas
El pasado fin de semana, en Cáceres, se disputó la Fase de Ascenso a Liga Femenina. De los ocho contendientes en la cita, solo dos planteles contaban con una mujer como entrenadora jefe. Y uno de ellos, la UPV, se llevó el ascenso con un inmaculado balance de 4-0. El otro, el Aros de León, justo lo contrario, ni una victoria, pero la cabeza muy alta. Dos historias diferentes con un denominador común: en la banda, como pare de ellas, dos mujeres entrenadoras sostenían la pizarra.
“Yo estaba fuera de España, de vacaciones, era Domingo de Resurrección. Mis chicas empezaron a hacer un grupo de estos de Whatsapp reclamando que querían estar en Cáceres”. Así que ese lunes 1 de abril me pongo manos a la obra para encontrar la financiación. Honestamente, como entrenadora y como directiva no veía muy sensato ir hasta allí, hasta Cáceres”. Quien habla es Isabel Fernández ‘Moses’, ex jugadora, natural de Vitoria y desde hace un tiempo embaucada en el romántico proyecto amateur del Aros de León. El conjunto castellano acabó sexto en su grupo de la Liga Femenina 2 pero como hubo renuncias, finalmente ocupó una las ocho plazas que daban derecho a pelear por el ascenso en Cáceres.
“¿Directiva?”, preguntamos. “Yo no soy profesional con el Aros, aunque sea la entrenadora del equipo y vicepresidenta”. Sí lo fue en su época de jugadora, hasta que se trasladó por motivos personales a León y se empezó a ver con esa fiebre por los banquillos. “Hubo un momento ya en que era una entrenadora que jugaba”. Y se puso con la pizarra en mano, que desde hace unos años compagina con los despachos. “A mí esto me cuesta dinero. Vivo de entrenar a varios equipos de colegios”
¿Qué le mueve para llegar a este punto de esfuerzo, económico y personal? “No me pidas que te lo explique porque no lo sé, pero al final hay una tremenda satisfacción detrás de todo lo que hago, de lo que hacemos”. Tiene que haberla, porque de otra manera sería imposible llevar a cabo empresas como viajar en una furgoneta, ella al volante, con todo el equipo a destinos como Ferrol o Vigo. Algo que repitieron en rumbo a Cáceres, el mismo día del debut en la Fase de Ascenso, “para que nuestras juniors, que tenemos tres jugadoras de 16 años, no perdieran el día y pudieran ir a clase”. Salieron a las 14:30 horas y debutaban a las 20:30 horas. Pero hay más. “Yo tuve que gestionar las reservas de los hoteles por lo que después de todo, evidentemente no me pude totalmente concentrada en el partido. Envidio a los compañeros que sólo se tienen que ocupar del encuentro”.
Los resultados cosechados en Cáceres quizás eran lo de menos. El Aros, una plantilla amateur, se medía a rivales que le quintuplicaban en algunos casos el presupuesto. “No les puedo pedir más a mis chicas. Como grupo nos ha venido muy bien esta experiencia, hemos competido 100 de los 120 minutos, salvo una decena de ellos en cada partido. Es normal, porque aunque quedáramos sextas de nuestro grupo, creo que éramos el décimo equipo en cuanto a nivel, a priori”.
Una de las satisfacciones de Isabel ha sido “poder desarrollar en Cáceres el juego que hemos llevado a cabo durante todo el curso. La gente está encantada con nuestra forma de entender el juego, basado en cuatro jugadoras muy abiertas, un poste, mucho movimiento de balón, jugando de cara y a muerte en defensa”. Señas de identidad que non traicionó ni cuando peor pintaba la cosa en la Fase de Ascenso. “Pensamos por momentos en enfriar el juego para no perder por muchos, pero luego para qué, debíamos continuar con nuestro estilo alegre”.
En lo personal, Isabel admite haber terminado muy cansada, porque ha habido una labor psicológica también detrás de todo esto. “Para que ellas estuvieran enchufadas y en el encuentro siempre, yo debía estar en tensión para transmitirles esa idea durante los 40 minutos. No podían bajar los brazos, no es lo mismo perder por 5 que por más 10”.
“Algunas mujeres tienen hijos, yo tengo un club”. Una frase final que bien puede resumir toda la experiencia en la que lleva embaucada Isabel desde hace tiempo.
Azu Muguruza: el camino hecho tras un largo proyecto
Bien diferente es la historia de Azu Muguruza, encantada con el ascenso de la Universidad del País Vasco. Cuatro días con cuatro victorias que le dan al equipo que lleva entrenando toda su vida un premio, una culminación a un proyecto. “No nos pusimos fecha”, nos cuenta, pero el ascenso, tantas veces a las puertas, siempre estaba como objetivo final, sin perder la paciencia. “Vamos a intentar materializar esto y que de verdad podamos salir en Liga Femenina. Para mí es un logro tremendo, pero no es solo mío, sino de todos y todas las que hemos trabajado”.
Una Fase de Ascenso exige en muy pocos días muchos partidos, mucha intensidad, estar alerta a todo, porque a veces lo planeado no sirve tanto como se puede imaginar. Adaptarse a las circunstancias. “En la parte ofensiva hicimos pocos cambios respecto al trabajo que traíamos hechos. Sí, algunos ajustes, cosas puntuales. En el aspecto defensivo fue en el que más debimos variar, porque conforme pasaba la competición veías cosas de otros equipos y las coges. Aquí sí que cambiamos un poco sobre la marcha”. Pero eso sí, y al igual que Isabel Fernández, sin perder nunca su manera de ser. “El equipo ha sido fiel. Demostraría la madurez mental demostrada por mis chicas en el momento clave, justo cuando hay que serlo y no se puede fallar. La ilusión por lograrlo es lo que ha llevado a este grupo al ascenso”.
Foto: FEB
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